Las vasijas de las que se habla aquí como no permitidas para pasar por el templo, no pertenecían al templo, sino sólo las que traían los que compraban y vendían. Orígenes afirma que el hecho de que nuestro Salvador expulsara a tantos miles del templo, por pobre y humilde que pareciera, fue un milagro más asombroso que incluso el haber dado la vista a los ciegos. Una refulgencia tan divina brilló en sus ojos y en todo su rostro, que afectó a todos los espectadores con asombro y espantoso terror.

(Orígenes en Dionisio) --- Si Cristo no pudo soportar ver profanada la casa de su Padre, aun con aquellas cosas que en otro lugar no fueran impropias, cuán indignado debe estar al ver el templo de Dios profanado con doctrinas blasfemas y heréticas, y con esa frivolidad y desatención observadas en incontables cristianos vertiginosos, que así escandalizan y pervierten a sus devotos hijos. (Haydock)

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