Algunos tal vez pensarán que habría sido mucho mejor si el Todopoderoso no hubiera dejado incierta la hora de la muerte; en ese caso, no habrían sido tan solícitos con respecto a su llegada. Pero San Agustín, San Gregorio y otros santos nos aseguran, por el contrario, que es una gran misericordia de Dios mantenernos en esta ignorancia, para que siempre estemos preparados para ella. Porque, si supiéramos el período preciso, esta seguridad nos daría ocasión de vivir con más descuido y de pecar con mayor libertad.

Si, con esta incertidumbre de la hora de nuestra muerte, vivimos a pesar, tan descuidadamente; ¿Qué deberíamos hacer? ¿Se nos aseguró que no moriríamos durante algunos años? Sts. Gregorio, Agustín y Buenaventura dicen que Dios eligió dejarnos en esta incertidumbre, con el propósito de evitar todo apego a las cosas temporales; para que, viendo cada hora, no cada momento, las perdamos, no estemos atados a ellas, sino que aspiremos a las que siempre tendremos, una vez que las tengamos.

Necio, dice el Hijo de Dios al rico codicioso, (Lucas xii. 20.) esta noche se te pedirá el alma, y ​​qué será entonces de todas estas riquezas que has amasado. (San Buenaventura)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad