Pero, ¿cómo puede el Hijo ignorar ese último día? Si este fuera el caso, debemos concluir que su naturaleza era imperfecta: ya que estaba bajo la necesidad de una segunda venida y, sin embargo, ignoraba cuándo debería ser ese momento. Pero debemos recordar que el significado de esta frase no es que Cristo realmente ignorara esta circunstancia, sino que no era entonces un momento conveniente para revelar el secreto.

(San Agustín) --- No como si el mismo Cristo fuera ignorante, como sostuvieron ciertos herejes eutiquianos, llamados Agnoitæ; sino porque no lo conocía como nuestro maestro, enseñarlo a otros, por no ser conveniente. (San Ambrosio, de fide, lib. V. Cap. Viii.) --- El Hijo de Dios ignora este día, no según su divinidad, que ve y conoce todas las cosas; pero según su humanidad, que no la conoce por sí misma, por su propia luz, sino por la revelación que le hace la divinidad, que está íntimamente unida a ella. In natura quidem divinitatis novit, dice San Gregorio, non ex natura humanitatis. Ver San Mateo xxiv. 36.

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