Jesucristo predice aquí que el ayuno se usará en su Iglesia, no menos que en la antigua ley o en la época de Juan el Bautista. Ver Mateo ix. 15. --- Cuando por primera vez comenzamos a convertirnos a Dios, los consuelos espirituales que Dios infunde en nuestras almas, provocan en nosotros un desbordamiento de deleites espirituales, de modo que luego festejamos y estamos en medio del deleite; pero cuando el Esposo sea quitado, cuando estos consuelos espirituales cesen, entonces ayunamos y encontramos difíciles los mandamientos. Es entonces cuando debemos prepararnos para la tribulación. (Ven. Bede)

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