Era habitual que los judíos prescribieran aceite como una cosa apropiada para ungir a los enfermos; pero su virtud en el presente caso, cuando la usaron los apóstoles, no era natural sino sobrenatural, y se derivaba de quien los envió; porque esta unción siempre produjo una cura segura y constante en los ungidos. Este don milagroso de curar a los enfermos con aceite, que Cristo confirió a sus apóstoles, fue un preludio o una preparación paulatina a la dignidad a la que elevó esta unción, cuando la estableció como rito perpetuo en su santa Iglesia.

(Rutter) --- Con aceite, etc. Esta unción de los enfermos, fue al menos una figura del sacramento, que Cristo tuvo el agrado de instituir para el alivio espiritual de las personas en peligro de muerte: y que está plenamente expresado por Santiago, en su Epístola católica. Capítulo vi. El Concilio de Trento dice que este sacramento fue instituido en San Marcos y publicado en la Epístola de Santiago. (Concilio de Trento, sesión xiv. Canon 1.) (Witham)

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