No le cuentes la visión a nadie, hasta que el milagro de su resurrección haya preparado las mentes de los hombres para creer en esto. No expongas un acontecimiento tan maravilloso a la imprudente censura de los envidiosos fariseos, que calumnian y tergiversan mis más evidentes milagros. Jesucristo también dio una lección aquí a sus seguidores para que guarden el más íntimo secreto en todas las gracias y favores espirituales.

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