Uno a su granja. Después de matar al Hijo de Dios, el Todopoderoso los invitó a la fiesta de bodas; pero ellos, con excusas inútiles, declinaron y menospreciaron el favor ofrecido, totalmente absortos en sus preocupaciones temporales y placeres sensuales, sus bueyes, tierras y esposas. Del castigo infligido a estos, aprendemos que ninguna consideración, por engañosa que parezca, puede resultar una excusa legítima para descuidar nuestros deberes espirituales.

(San Juan Crisóstomo, hom. Lxx.) --- Los que se niegan a reconciliarse con la santa Iglesia Católica, alegan vanos pretextos e impedimentos; pero todos estos que se originan en el orgullo, la indolencia o el respeto humano, no servirán en el día de la retribución general y el escrutinio estricto.

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