Jesucristo no persuade aquí a los judíos para que continúen en sus caminos perversos, como alabando y sancionando su conducta; pero sólo predice su propia muerte, que estaban a punto de cometer, y cuyo crimen superaría en mucho al de sus padres: como él era el más grande, e incluso el Señor de todos los demás profetas, a quienes sus padres habían dado muerte. (Denis el Cartujo)

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