Envuélvelo. Contempla con admiración el valor y la constancia de este discípulo de Cristo, quien, por amor a su Salvador crucificado, se expuso voluntariamente no solo a la enemistad de sus compatriotas, sino también al peligro de muerte, y a atreverse en presencia de todos a suplicar el cuerpo de Jesús y darle sepultura pública. (San Juan Crisóstomo, hom. Lxxxix.)

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