La tomó de la mano, y como en sus manos está la llave tanto de la vida como de la muerte (Apocalipsis i. 18), ordenó al alma que regresara ya la niña que se levantara. (Haydock) --- y cuando la multitud, etc. Es decir, si después de una vida pecaminosa y mundana deseamos resucitar y ser limpiados de la miserable condición de pecado moral, denotada por la niña que estaba muerta, debemos desechar de nuestra mente la gran multitud de preocupaciones mundanas; porque mientras éstos tienen posesión, la mente es incapaz de recobrarse y aplicar seriamente a la consideración. (San Gregorio)

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