Por el príncipe de los demonios. ¿Qué más tonto jamás ha entrado en la mente del hombre? ¿Es posible, como dice después, que los demonios expulsen a los demonios? Se ayudan y fortalecen, no se debilitan y destruyen unos a otros. Además, no solo echó fuera demonios, sino que limpió a los leprosos, resucitó a los muertos, apaciguó la tormenta, perdonó los pecados por su propio poder, predicó la felicidad eterna del cielo y devolvió al hombre a Dios: todo lo que el diablo nunca podría, nunca otorgaría a la humanidad. (San Juan Crisóstomo, hom. Xxxiii.)

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