Para él. El hebreo agrega, "según el juicio de Urim". Ver Éxodo xxviii. 30. Nada muestra mejor la teocracia de los hebreos, como la llama Josefo, (contra Apion, 2,) que esta orden para que el magistrado principal en asuntos civiles, consulte y se guíe por el ministro de Dios, y por la sentencia que debe pronunciar en su nombre. Hasta el reinado de David, al menos, encontramos pocas guerras emprendidas, sin consultar a Dios: (Calmet) y los Rabinos afirman que los reyes no podían declarar ninguna guerra por su propia voluntad, sin el consentimiento del sumo sacerdote y el Sanedrín. (Selden, Syned. Iii. 12.) Saúl perdió su corona y su vida por no cumplir con los mandamientos de Dios, que le fueron comunicados por el profeta Samuel. (Haydock)

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