Conoce mi justa providencia, aunque de buena gana no la vean (ver. 1) para que puedan complacer sus pasiones. (Haydock) --- Mi gente. Estos, podemos concluir, eran justos; (Berthier) al menos en comparación con sus crueles opresores, (Haydock) quienes hicieron de su práctica diaria herirlos, (San Agustín) ya que podían hacerlo con facilidad, Números xix. 9., Proverbios xxx. 14. y Micheas iii. 2. (Calmet) --- El profeta, en nombre de Dios, se queja de su afán de herir a los buenos. (Worthington)

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