Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada y traspasarme con ella, no sea que estos incircuncisos, nombre común de las naciones, que no son partícipes del pacto de Jehová, vengan y se burlen de mí, lo insulten, se burlen de él. como un enemigo vencido. Pero su escudero no quiso, porque estaba muy asustado; temía la venganza del Señor sobre él en caso de que pusiera su mano sobre el rey ungido de la nación. Entonces Saúl tomó una espada y se arrojó sobre ella, suicidándose, muriendo como un cobarde.

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