Tened ánimo y comportémonos valientemente por nuestro pueblo, porque mucho depende de la actitud del líder en todas las grandes crisis, y por las ciudades de nuestro Dios, que habrían estado en peligro de captura y destrucción en caso de que los enemigos habían obtenido la victoria; y haga el Señor lo que bien le parezca. Ésta es la confianza que debe caracterizar a todos los cristianos. Una vez que hayan hecho todo lo que esté a su alcance, y si están esforzando todas sus fuerzas, pueden dejar el éxito de sus esfuerzos al Señor en oración y confianza.

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