Estos le nacieron al gigante de Gat, el último de la familia de los gigantes; y cayeron por mano de David, es decir, mientras era jefe militar supremo, aunque él personalmente mató a Goliat, y por mano de sus siervos. La historia es típica del destino que sobreviene a aquellos que se oponen al gobierno del gran Hijo de David, Jesucristo, porque ellos, si no en esta vida, eventualmente recibirán su castigo, destrucción eterna, por su propia culpa.

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