Ahora ponga su corazón y su alma a buscar al Señor, su Dios, que es la base de una vida cristiana en todos los verdaderos creyentes. Levántense, pues, y edifiquen el santuario del Señor Dios para llevar el arca del pacto del Señor y los vasos sagrados de Dios a la casa que se edificará al nombre del Señor. Con este mismo celo por inspirarlos, los creyentes del Nuevo Testamento harán que el objeto de sus vidas sea edificar el templo del Señor, la Iglesia de Cristo, para la gloria del santo nombre de Dios.

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