Por tanto, Natán, que quería evitar que se repitiera la historia de Absalón, habló a Betsabé, la madre de Salomón, diciendo: ¿No has oído que Adonías, hijo de Haggith, reina, que prácticamente había usurpado el poder real, y David, nuestro señor, ¿no lo sabe? David, por razones obvias, ignoraba los planes de Adonías.

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