Y clamó al Señor y dijo: Oh Señor, Dios mío, ¿has traído también el mal sobre la viuda con quien peregriné al matar a su hijo? Fue un grito de profunda angustia por el hecho de que las tribulaciones de la hambruna ahora se incrementaron por esta nueva calamidad, pero también una oración de fe de que Dios seguramente no permitiría que la muerte detuviera al niño en estas circunstancias.

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