Y volviendo de él, tomó una yunta de bueyes, con el que había estado arando, y los degolló para una fiesta de despedida, y coció su carne con los instrumentos de los bueyes, el yugo y las piezas de madera de el arado, y dio a la gente, su gente, que había estado ocupada con él en el campo, y comieron. Entonces él se levantó, fue tras Elías y le servía. Por lo tanto, los siervos del Señor no deben consultar con carne y sangre, sino seguir con gusto el llamado del Señor, no importa a dónde los lleve.

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