Y Salomón ofreció un sacrificio de ofrendas de paz, para enfatizar la solidez de la relación del pacto y para que el pueblo participara de una gran fiesta de sacrificios que ofreció al Señor, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas, un cantidad de animales de sacrificio que podían ser manejados fácilmente por los padres de familia presentes, quienes indudablemente hicieron uso de sus prerrogativas sacerdotales en ese momento para ayudar a los sacerdotes sacrificando animales. Entonces el rey y todos los hijos de Israel dedicaron la casa del Señor.

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