Cuando Saúl y todo Israel oyeron las palabras del filisteo, se sintieron consternados, abatidos, aterrorizados y con gran temor. "Israel tiene miedo porque su rey Isaías. No se atreven con un espíritu infantil a apropiarse de las promesas de Jehová. Las alas que deberían llevarlos en alzamiento confiado al Señor de los ejércitos están lisiadas".

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