Y mientras hablaba con ellos, he aquí, subió el campeón, el filisteo de Gat, llamado Goliat, de entre los ejércitos de los filisteos, y habló conforme a las mismas palabras, como solía hacerlo; y David los escuchó.

Y sucedió que cuando el espíritu maligno de Dios estaba sobre Saúl, cuando tenía ataques especiales de su aflicción, cuando estaba sobre él de mal humor, David tomó un arpa y tocó con su mano; Así que Saúl se refrescó y se sintió bien, halló alivio y el espíritu maligno se apartó de él. La historia de David muestra que el Señor guía a Sus hijos de maneras maravillosas. Aquellos que están destinados a ser siervos en Su reino son tan guiados por Él que todo lo que ven, oyen, aprenden y experimentan es de valor para ellos para su futuro llamado.

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