Y los hombres de Israel dijeron, como los hombres que hablan de una gran calamidad: ¿Habéis visto a este hombre que ha subido? Seguramente se ha acercado para desafiar a Israel, para desafiarlos a un combate singular con una mueca de desprecio; y sucederá que al que lo mate, el rey lo enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y hará libre en Israel la casa de su padre, exenta de impuestos y de toda forma de servicio público. Esta fue la promesa de Saulo en una proclamación pública, destinada a inspirar a algún hombre con el valor de arriesgar su vida en la batalla.

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