David dijo además: El Señor, que me libró de las garras del león y de las garras del oso, él me librará de la mano de este filisteo. El valor de David descansaba así en su fe y confianza en la poderosa ayuda del Señor, por cuyo honor tenía la intención de luchar. Y Saúl dijo a David: Ve, y el Señor sea contigo.

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