Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, durmiendo en su cama, sin que la mala conciencia le molestara, y abrió las puertas de la casa del Señor, las de la entrada al atrio, para que el pueblo entrara al culto matutino. Y Samuel temió contarle a Elí la visión, la Revelación que había recibido desde entonces. amenazó mal a la casa de su amo.

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