Y los filisteos, representados por sus cinco señores, llamaron a los sacerdotes y adivinos, todos los cuales se suponía que poseían poder de adivinación para revelar el consejo de la deidad, diciendo: ¿Qué haremos con el arca del Señor? ¿Qué forma de procedimiento era aconsejable dadas las circunstancias? Dinos con qué lo enviaremos a su casa. Estaban especialmente ansiosos por saber qué dones de expiación debían acompañar al arca a su regreso para que la plaga pudiera detenerse.

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