Pero, ¿quién puede construirle una casa, es decir, una en la que realmente moraría, en la que estaría encerrado como lo estaban los ídolos paganos en sus santuarios, ya que el cielo y el cielo de los cielos no pueden contenerlo? Entonces, ¿quién soy yo para que le edifique una casa, salvo sólo para quemar sacrificios delante de él? De modo que el propósito del templo era simplemente servir como una casa donde los adoradores de Jehová pudieran sacrificar en Su honor.

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