Y subieron a Judá y entraron en ella, forzaron su camino hacia el país a pesar de todos los intentos de oposición, y se llevaron toda la sustancia que se encontró en la casa del rey, saqueando incluso el palacio real y los dominios reales, y sus hijos también y sus mujeres, los miembros de su harén, de modo que nunca le quedó un hijo salvo Joacaz, el menor de sus hijos, también llamado Ocozías y Azarías.

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