Y sucedió que al final del año, en la temporada en que solían abrirse las campañas, el ejército de Siria se alzó contra él, y el hecho de que el Señor retirara la bendición de la paz de su pueblo era una prueba directa de que los había abandonado. Y llegaron a Judá y a Jerusalén, bajo el liderazgo de su rey Hazael, y destruyeron a todos los príncipes del pueblo de entre el pueblo, probablemente incluso a los mismos que habían reintroducido la idolatría, y enviaron todo el botín al rey de Damasco.

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