Por tanto, la ira del Señor, como se muestra en su severo disgusto y castigo, cayó sobre Judá y Jerusalén, y los entregó a la angustia, a la conmoción y al horror, Deuteronomio 28:25 , al asombro y al silbido, como veis. con tus ojos; porque el país había sido devastado y sus recursos agotados por las sucesivas incursiones y guerras, como ellos sabían muy bien.

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