Y se colocaron en su lugar según su manera, como estaba prescrito para los sacrificios del día, de acuerdo con la Ley de Moisés, el hombre de Dios. Los sacerdotes rociaron la sangre que recibieron de la mano de los levitas, ya sea porque los levitas sacrificaron los corderos pascuales por los israelitas que estaban inmundos, o porque entregaron las vasijas a los sacerdotes de la línea de los mozos, ya que el el número fue tan grande.

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