Y ellos le dijeron: Un hombre subió a nuestro encuentro, un hombre desconocido para los mensajeros, y nos dijo: Id, vuélvete al rey que te envió, y dile: Así ha dicho Jehová: ¿No porque no hay un Dios en Israel que envíes a consultar a Baal-zebub, el dios de Ecrón? La culpa que el profeta les impuso a todos ellos ahora recae sobre el rey solo. Por tanto, no descenderás del lecho al que subiste, sino que ciertamente morirás.

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