Y Joiada hizo un pacto entre el Señor y el rey y el pueblo de que serían el pueblo del Señor; renovó solemnemente el pacto que había sido roto por la idolatría de Atalía, también entre el rey y el pueblo, comprometiendo al rey a gobernar de acuerdo con la Ley y al pueblo a obedecer alegremente a su gobernante legítimo.

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