Pero Joiada, el sacerdote, tomó un cofre y le hizo un agujero en la tapa, donde se podían dejar caer las contribuciones en dinero de todas las formas, y lo puso junto al altar, al lado derecho, según se entra en la casa de el Señor, a la derecha de la entrada del atrio de los sacerdotes, junto al altar del holocausto, Cf 2 Crónicas 24:9 ; y los sacerdotes que guardaban la puerta, aquellos cuyo deber consistía en vigilar el umbral del atrio interior, depositaban allí todo el dinero que se traía a la casa del Señor.

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