Ahora, he aquí, confías en la vara de esta caña cascada, incluso en Egipto, esa fue la única explicación que los asirios pudieron pensar, en la que si un hombre se apoya, se le meterá en la mano y la traspasará, daría manera inmediatamente bajo incluso un ligero peso. Así es el faraón, rey de Egipto, para con todos los que confían en él, cualquiera que dependa de él lo haría para su propio daño.

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