ni moveré más los pies de Israel de la tierra que di a sus padres; sólo si se aseguran de hacer conforme a todo lo que les he mandado, y conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés les ordenó, siendo esta la condición que el Señor siempre añadió a Su promesa. El templo del Señor fue así completamente profanado por Manasés, y la adoración de Jehová, si todavía se practicaba, se convirtió en una farsa.

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