Entonces Giezi siguió a Naamán, corriendo rápidamente para alcanzarlo. Y cuando Naamán lo vio correr tras él, se bajó del carro para recibirlo, una señal de respeto; porque honró al señor en el siervo, y dijo: ¿Va todo bien? La evidente excitación de Giezi hizo que pareciera que algo había sucedido.

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