Entonces la mujer fue a todo el pueblo, los ciudadanos de Abel, en su sabiduría, y les presentó la proposición de Joab, la cual los persuadió a aceptar. Y le cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicri, y la arrojaron a Joab. Y él, habiendo cumplido su propósito, tocó una trompeta y se retiraron de la ciudad, cada uno a su tienda. La marcha de regreso se inició de inmediato. Y Joab volvió a Jerusalén al rey.

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