Y llevaron la cabeza de Is-boset a David en Hebrón, y dijeron al rey: He aquí la cabeza de Is-boset, hijo de Saúl, tu enemigo, que buscaba tu vida; y Jehová ha vengado hoy a mi señor el rey de Saúl y de su descendencia. A su crimen de asesinato a sangre fría agregaron el de blasfemia al atribuir el éxito de su acto a Jehová. Evidentemente, el objeto de los asesinos era encomendarse a David y obtener una recompensa de algún tipo. Es imposible corregir un mal cometiendo un mal, porque el castigo de todos los delitos está en manos de las autoridades, que han recibido su poder de Dios.

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