Entonces David puso guarniciones en Siria de Damasco, en el país de los arameos, cuya capital era Damasco, una ciudad situada todavía en su antigua ubicación en el río Farpar y en la gran ruta de las caravanas entre Asia Central y el Mediterráneo: y los sirios se convirtieron en siervos de David, tributario de Israel, y traía presentes. Y el Señor preservó a David por dondequiera que fue; su éxito se debió enteramente a la bendición de Jehová.

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