Así me ha mostrado el Señor Dios en una segunda visión; y he aquí, el Señor Dios llamó a contender por fuego, es decir, ordenó que el castigo fuera hecho por fuego, y devoró el gran abismo, el gran océano mismo, y se comió una parte, la herencia de Jehová, que es Israel. Era una imagen de la ira devoradora del Señor dirigida contra su propio pueblo.

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