He aquí vienen días, dice el Señor, en que el arador alcanzará al segador, y el que pisa las uvas al que siembra, esparciendo al voleo. Tan fructífera sería la tierra que el grano maduro se cortaría mientras el labrador todavía estaba preparando la tierra para la semilla, y la cosecha de uvas sería tan abundante que se necesitaría hasta el momento de la siembra para pisar las uvas. Y los montes derramarán vino dulce, y el vino nuevo goteará continuamente de ellos, y todos los collados se derretirán, disolviéndose en bendiciones.

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