y dijo: Oh hombre muy amado, no temas, porque su terror era la verdadera causa de su debilidad. La paz sea contigo; ¡Sé fuerte, sí, sé fuerte! la repetición de las palabras reconfortantes sirve para enfatizarlas. Y cuando me hubo hablado, me sentí fortalecido y dije: Hable mi señor, ahora se sentía capaz de oír y recibir el mensaje; porque me has fortalecido.

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