Entonces fue llevado Daniel ante el rey; convocado a comparecer sin demora. Y el rey habló y dijo a Daniel: ¿Eres tú ese Daniel, que eres de los hijos de la cautividad de Judá, a quien el rey, mi padre o mi abuelo, sacó de los judíos? La pregunta tenía como objetivo simplemente fijar la identidad de Daniel más allá de la más mínima duda y, como tal, no requería respuesta.

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