Y los oficiales, los guardianes de los registros genealógicos y de las listas de tribus, cuyo deber era también llevar la cuenta de los soldados reunidos, hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién hay que haya construido una casa nueva y haya no lo dedico? Que se vaya y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre la dedique.

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