Ten piedad, oh Jehová, de tu pueblo Israel, a quien redimiste, es decir, sacándolos de Egipto, y no pongas sangre inocente al cargo de tu pueblo de Israel, pidieron al Señor que cubriera la culpa de sangre y no acusarlos del asesinato, ya que eran inocentes de la sangre derramada. Y les será perdonada la sangre, es decir, no se les imputará el asesinato. Así se expió la parte de culpa que se había adherido a su ciudad.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad