entonces los sacaréis a los dos a la puerta de aquella ciudad, y los apedrearéis con piedras, y morirán; la doncella, porque no lloraba, estando en la ciudad, no pidió auxilio, pues esos gritos seguramente se habrían escuchado en la ciudad, de donde se siguió que consintió el acto; y el hombre, porque ha humillado a la mujer de su prójimo, porque la mujer desposada es mujer casada a los ojos de Dios; ¡Así quitarás el mal de en medio de ti, con el castigo sumario de los transgresores contra! la santidad del matrimonio.

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