Morará contigo, incluso entre vosotros, en el lugar que elija en una de tus puertas, en cualquiera de las ciudades de Israel, donde más le guste; tenía la libertad de hacer tales cambios con frecuencia, hasta que encontró un lugar que le convenía en todos los aspectos; no lo oprimirás, debe ser tratado como un habitante de la buena tierra de Jehová, y siempre habrá posibilidad de que llegue a ser miembro del pueblo de Dios.

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