Lo que está torcido no se puede enderezar, los seres humanos no pueden alterar lo que ha sido determinado por Dios, así como no pueden, por su propia razón y fuerza, cambiar sus corazones pecaminosos por aquellos que agradan a Dios; y lo que falta no se puede numerar, si falta, no se puede explicar, lo que está totalmente defectuoso no se puede suplir.

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